Julio Felipe Luna
Nació el 1 de mayo de 1947
en Villa Mercedes, provincia de San Luis, Además jugó en
Colegiales (Villa Mercedes), Atlético Regina, Malleco Unido
(Chile), Deportes Concepción (Chile), Deportes Temuco (Chile),
Deportivo Arica (Chile) e Iberia (Chile).
¿Murió el Negro Luna?... ¡Que se
va a morir el negro Luna!!!
Hay manías que uno nunca pierde.
Como ser, la de escuchar radio un
domingo a la mañana, cerca del mediodía cuando me acercaba a un
supermecado, como me sucedió hoy (domingo). Escuchaba a
Alejandro Fantino en Radio Del Plata, cuando lo escucho comentar
que "se suicidó Julio Felipe Luna, un ex jugador argentino.
¿Alguien, sabe quién, es?".
Creo que Jorge Marinelli, otro de
los periodistas de la mesa del programa esgrimió que "fue
arquero de Cipolletti en la década del '70" y allí quedó la
información.
Para los que nos criamos en el Alto Valle de Río Negro y
Neuquén, el ‘Negro’ Julio Felipe Luna, fue uno de los ídolos de
todos los que seguíamos a los albinegros.
Llegó al club a comienzos de la década del '70 procedente de San
Luis y desde su arribo a la entidad se fue ganando un lugar en
el corazón de los hinchas.
Un estilo muy del "Loco Gatti",
lógico para la época; pelo largo, bermudas, colores inusuales
para el tiempo a la hora de comentar del "look" del puntano.
En el arco, atajador, buen
salidor, pegada excelente, carismático y hasta irresponsable,
cortaba centros con una mano, tiraba caños y salía a gambetear
afuera del área, un adelantado sin lugar a dudas.
Fue guardavalla titular en los
regionales del '71 y '72, donde "Cipo" fue eliminado por Huracán
de Comodoro Rivadavia e Independiente de Trelew y All Boys de
Santa Rosa (en el 72).
También fue titular, figura y
responsable directo de que Cipolletti accediera al primer torneo
Nacional de 1973.
Lo vi en la cancha de All Boys de
Santa Rosa, el día que en el partido de ida para ganar la Rueda
de Ganadores, se "atajo la vida" en el estadio de la avenida
Spinetto.
La tarde de gloria fue en agosto
del '73. La Visera a "full", era la final de la Zona Sur, los
albinegros contra All Boys de Santa Rosa, que era uno de los
clásicos de entonces.
El ganador de ese partido, único,
sin revanchas, (cosas de la reglamentación de aquellos tiempos)
accedía al Nacional de ese año.
El partido fue pobre, malo,
terminó 0 a 0.
Hubo que ir a los penales,
dirigió ese cotejo Carlos Coradina, hoy uno de los Instructores
de la Escuela Argentinos de Arbitros de AFA.
Más allá de la imagen del
‘Gallego’ Omar Vicente Perales marcando el último gol que
catapultó a Cipo al Nacional venciendo a Elías Galant, en el
arco que da espaldas a calle O´Higgins, que ayer como hoy, tenia
tres escalones.
La gran figura de la tarde fue el
‘Loco’ Luna -como le decían muchos- atajó dos penales en la
definición y atajó un par de pelotas trascendentales en los 90
minutos reglamentarios.
La revista El Gráfico, el semanario deportivo más importante de
la historia, que por entonces tenía una tirada semanal superior
a los 100.000 ejemplares, destacó aquella jornada y resaltó la
actuación del golero cipoleño con un título que me quedó para
siempre en la retina y en el recuerdo "Tarde de Sol, tarde de
Luna", nunca tan pocas palabras significaban tantas cosas.
Luna siguió dos años más en Cipo.
Recuerdo aquel penal que le
contuvo a Rene Daulte -hoy ayudante de campo de Mostaza Merlo en
Estudiantes de La Plata- cuando Cipolletti visitó por primera
vez en la historia a River y perdió 4 a 2. Pero ganaba 2 a 1,
con goles de Néstor Ballejos y el ‘Tiburón’ Espada y Luna atajó
el penal cuando los de la ‘banda’ buscaban la igualdad en forma
desordenada.
Después una expulsión
injustificada del uruguayo Gilberto Machado Gómez, determinó que
ese equipo millonario de Alosno, J.J. López, Merlo, ‘Quique’
Wolff, ‘Perico’ Pérez, Morete y Ghiso entre otros, se quedará
con la victoria.
Y fue justamente ante River, el
partido que determinó su salida del club. Fue en el Nacional del
'75, un miércoles a la noche, con un lleno total, como era casi
costumbre en aquellos tiempos.
Ganaba Cipo 1 a 0, con un golazo
de tiro libre de Carloz Avanzi -el hermano del doctor Roberto,
uno de los médicos deportólogos más importantes del país- y un
tiro de Pedro Alexis González desde más de 40 metros se le
escurrió entre las manos y fue el empate de los que orientaba el
también desaparecido Angel Labruna. Después, Juan José López y
Daniel Passarella, decoraron el 3 a 1 final. Fue el último
partido de Luna en Cipolletti.
En estos días aquella jugada sería un "blooper", aquel gol le
costó su alejamiento para siempre de Cipolletti. Se habló de
desgaste, se comentó de "limpieza" de algunos históricos, igual
que ahora, sería más de lo mismo.
Nunca más se calzó el buzo de
número 1 para defender la valla albiengra.
No cabe duda que después de Marcelo Arturo Yorno, fue el arquero
más importante que pasó por el club. Y seguramente estaría en el
plantel histórico de esos que arman los periodistas dejando
volar la imaginación, como si todos los tiempos, los momentos y
las circunstancias fueran iguales.
Me acercaba al supermercado y
Fantino comentó "se suicidó Julio Felipe Luna" y fue como que me
arrancaron un pedazo del pasado, de un tiempo que no volverá y
que en lo futbolístico fue de ensueño.
Recordé a mi viejo que me llevó a
la cancha siempre con él, a muchos de los que conocí en la
tribuna y hoy no están. A otros que nunca supe como se llamaban,
pero eran compañeros de tribuna.
Cuando la Visera era solo de
cemento, y cuando la única popular que había era la que da
espaldas a las canchas de tenis.
Internet me permitió conocer más
detalles de lo que pasó en Chile, donde Luna se había radicado
después de aquel fatídico gol de Pedro González.
La fría información rezaba que se
suicidó en la sureña ciudad de Angol. Que el cuerpo del
ex-deportista fue encontrado colgado de un árbol y en sus
bolsillos tenía una carta dirigida a su esposa e hijos, en la
que explicaba los motivos de su decisión.
Fuentes policiales señalaron que de acuerdo con la investigación
del caso, Luna padecía una depresión originada en problemas
económicos.
El futbolista jugó en Chile en el
Deportes Temuco, Concepción y el Malleco, de Angol, a 600
kilómetros de Santiago, donde se quedó a vivir tras retirarse de
la actividad e inició un negocio de restaurantes.
El malogrado deportista fue
además entrenador y dirigente del Deportes Malleco, que jugó en
la segunda y tercera series del fútbol chileno.
En la actualidad poseía varios
establecimientos en diversas localidades del sur de Chile, pero
en el último tiempo los negocios no marchaban bien y acumulaba
una deuda superior a 100 millones de pesos (168.000 dólares) y
afrontaba la posibilidad de un embargo de bienes, precisaron las
fuentes.
Julio Felipe Luna estaba casado
con una hija del diputado chileno Edmundo Villouta.
Era la confirmación de la triste noticia.
Los años y la profesión me dieron
la posibilidad de conocer a Luna. Un tipo jovial, divertido y
exitoso a comienzos de los '90 con sus emprendimientos
gastronómicos en el vecino país.
Fantino comentó por Del Plata "se
suicidó Julio Felipe Luna". Y no fue un domingo más.
Fue un domingo lleno de recuerdos y de nostalgias, de nombres y
apellidos, de partidos, de goles recordados.
La información dice que "Luna se
murió en Chile", pero seguirá vivo en cada hincha de Cipolletti
que lo vio atajar y que disfrutó de sus voladas, de sus salidas
y de su comportamiento inusual para aquellos tiempos de
estructuras y formalismos.
"Tarde de sol, tarde de Luna", rezó El Gráfico en agosto del
'73, pasaron más de 30 años, pero el recuerdo esta vigente, esta
vivo, esta presente.
¿Qué murió el Negro Luna?. Dejate
de joder, no se va a morir nunca...
Redacción: Hugo Alejandro Amaolo
Información Enviada Por : JS
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